Museo Folclórico

Funciona en una auténtica casa colonial de 1850 que alberga el Museo Folklórico. Inaugurado en 1969 en lo que fuera la antigua casa de los Moreira, este espacio propone seis salas sobre distintos aspectos del folklore riojano.

Ofrece una rica muestra artesanal, que comprende ponchos, tallas en madera, platería, trabajos en cuero, etc. que dan la real idea de cómo se desenvolvía al vida en la época de la colonia, tanto en el aspecto cultural, religioso, como en el quehacer de todos los días.

La mitología, a través de deidades indígenas como la Pachamama, la Yacurmana y Huayra, nos habla de las creencias prehispánicas; para luego dar paso a la Capilla, donde la religión autóctona abre paso a las creencias heredadas de los españoles.

Mucho más prosaico es el contenido de la exhibición de la cocina, dedicada a la gastronomía criolla y sus utensilios; mientras que el dormitorio es el ámbito para contemplar el tejido como una de las artesanías cotidianas en la provincia. Por su parte, la bodega pone a la vista la vida del hombre rural, con los elementos que lo acompañan en la elaboración de aguardientes, grapas y vinos. Para finalizar, la sala de platería presenta una extensa colección de objetos realizados con el metal precioso, tales como mates, jarros, facones, bandejas y frenos.

Fuente: www.grandeargentina.com

Funciona en una auténtica casa colonial de 1850 que alberga el Museo Folklórico. Inaugurado en 1969 en lo que fuera la antigua casa de los Moreira, este espacio propone seis salas sobre distintos aspectos del folklore riojano.

Ofrece una rica muestra artesanal, que comprende ponchos, tallas en madera, platería, trabajos en cuero, etc. que dan la real idea de cómo se desenvolvía al vida en la época de la colonia, tanto en el aspecto cultural, religioso, como en el quehacer de todos los días.

La mitología, a través de deidades indígenas como la Pachamama, la Yacurmana y Huayra, nos habla de las creencias prehispánicas; para luego dar paso a la Capilla, donde la religión autóctona abre paso a las creencias heredadas de los españoles.

Mucho más prosaico es el contenido de la exhibición de la cocina, dedicada a la gastronomía criolla y sus utensilios; mientras que el dormitorio es el ámbito para contemplar el tejido como una de las artesanías cotidianas en la provincia. Por su parte, la bodega pone a la vista la vida del hombre rural, con los elementos que lo acompañan en la elaboración de aguardientes, grapas y vinos. Para finalizar, la sala de platería presenta una extensa colección de objetos realizados con el metal precioso, tales como mates, jarros, facones, bandejas y frenos.

Fuente: www.grandeargentina.com