Experiencias artesanas en cuarentena

Claudia Benitez trabaja con Miguel Díaz, su marido, desde 1986. Nacieron en Monte Grande y hace 20 años viven en La Rioja. Con una cuarentena que los dejó sin ferias, sin ventas y sin materiales, se plantean cómo reconstruirse y seguir adelante.

Escribe Patricia Espeche – PUENTE ALADO


Ambos son autodidactas. Por cuenta propia investigaron, leyeron y encontraron la forma de vivir haciendo cultura, aprendiendo y enseñando.

“El tejido en telar es un arte textil milenario. Hace 30 mil años que comenzó el hombre a tejer en telar. Hoy enseño todo lo que fuimos aprendiendo en estos 30 y pico de años sin que nadie nos explicara”, dice Claudia.

Aprendieron la urdimbre y la trama; y comenzaron a fabricar tapices. Actualmente hacen morrales, caminos de mesa, objetos con diseños propios. 

“Trabajamos con hilo de algodón que teñimos nosotros. Salen colores que no vas a encontrar en ningún negocio”, explica la artesana.

La evidencia del aporte artesanal salta a la vista antes los siete reconocimientos logrados en Cosquín, una de las ferias más importantes a nivel nacional. La pareja participó allí siete años, y en todas las oportunidades recibieron el primer premio en textilería. 

 

Un modo de vida “hecho a mano”

Eligieron este modo de vida porque les dio la libertad de hacer lo que les gusta, viajar, conocer gente y lugares, vivir sanamente cultivando la verdura y trabajando en telar. Ellos mismos fabrican sus propias herramientas que hoy también hacen para vender.

“No es fácil, pero pudimos criar a un hijo que hoy tiene 30 años y también es artesano con su compañera”, detalla.

En la actualidad viven al oeste del Joya del Velasco. “Ahí pudimos comprar un terreno, hacer nuestra casa con mucho esfuerzo y ayuda de Cultura”.

En su afán de transmitir y conservar el oficio, Claudia aprovecha para enseñar lo que sabe cada vez que puede. “Voy a las escuelas o donde me inviten y explico para que puedan tejer sin herramientas y con muy poco material”. 

 

Cómo impactó la cuarentena

“La cuarentena nos agarró sin materiales. Aumentó muchísimo el precio del hilo. No hay ventas y dejamos mercadería en el mercado artesanal, el cual también con la cuarentena cerró así que tampoco hay ventas. Yo estaba dando clases en 2T y también se suspendieron”, explica Claudia.

En tiempo normales suele trabajar continuamente la Secretaría de Culturas de la Provincia y, particularmente, con el Mercado Artesanal. El año pasado, los talleres que brindaba eran presenciales y este año se harán por el canal de Youtube de la Secretaría de Culturas. De hecho, ya participa en la grabación de cinco clases sobre el principio del telar.

“Está bueno porque la gente está encerrada y así no piensa tanto, no se deprime, hace algo que le gusta y se cuida”.

En medio de esta crisis, reconoce que lo que la ayuda a continuar es la familia: su hijo, su nuera, su nieta. Y entonces, le pregunto a Claudia cómo se imagina el porvenir.

“¿Qué espero del futuro?… -respira hondo y suspira abrumada- “No sé qué espero…que podamos continuar y seguir haciendo ferias. La difusión y el intercambio cultural son muy importantes para transmitir este arte que es milenario. Estos oficios no se deben perder”.

Con estas palabras reafirma algo que a estas alturas ya es evidente para muchos de nosotros: en los tiempos difíciles, el arte nos puede salvar.

 

La Rioja, 09 de mayo de 2020