Si, suena re complicado, complejo, difícil, aburrido. Todo. Pero le vamos a poner onda como para que lo entendamos todos. Chasquidos por todas nosotras que lo intentamos! *chasquidos* (o sea, imagínate el sonido, o hacelo. Es re divertido) Y atenti, fíjate cómo te dije “todas nosotras” y estoy incluyendo a los changos a la misma vez.

Escribe Germán Gordillo – PUENTE ALADO


Los que me conocen, posiblemente me estén imaginando en sus cabezas, con la voz aguda, cadera quebrada, mano en la cadera y firuletiando con la mano. Ojo a los que me hagan bullying que se los devuelvo. Sé dónde viven (re estalker, pero hay que googlear nomás. En serio. (maps.google.com) Mentira, sonso.

Ahora retomemos el tema aburrido que aparece en el título: El género en la lengua escrita. A lo mejor ya saben que hablar de género en español es ponerle “el” cuando es nene y “la” cuando es nena, incluso cuando son cosas pueden ser “el auto” o “la cuchara”. Pero al momento de poner un masculino y un femenino juntos, se arma la escaramuza. Según las reglas de la gramática española, cada vez que hablamos de “el chico y la chica” juntos, les tenemos que decir “los chicos”, usando “los” y una forma plural masculina, y así muy parecido con todo lo demás.

A esto que supone ser una regla, se contraponen varias propuestas contemporáneas que incluyen un uso neutro del género para fomentar la igualdad.

Los dos ejemplos más notorios que podemos ver en nuestro diario de lectura habitual íntima, señor don Facebook de Mark Zuckerberg y escrito por todos ustedes, son el uso de la “x” y de la “e”, para hablar de “lxs chicxs” o “les chiques”. Y hay muchas opiniones al respecto.

Lo cierto es que hoy en día todo es incierto. Las formas neutras que tanto se están usando, ya sea por medio de comentarios que defienden posturas ideológicas o por mofas contra una iniciativa igualitaria utópica, tienen cierta validez que no se puede negar, y es justamente el hecho de que se usan. Las usamos.

Ya se supo armar un debate hace unos años cuando pusimos en discusión el uso correcto de cosas como “presidenta”, que más allá de que contradecían la tendencia en su forma, al final se terminaba entendiendo a qué hacía referencia, así que está todo bien.

En nuestro caso nos encontramos con que “lxs amigxs” es totalmente impronunciable, pero funciona una masa en las redes sociales, y también aunque “les amigues” suene graciosísimo, se entiende a la perfección lo que estamos queriendo decir. De eso se trata el popular dicho: “el uso hace a la regla”.

No, no sabemos todavía si estos fenómenos lingüísticos y sociales van a convertirse en una regla aceptada por la reina madre de todas las verdades de la lengua española, pero si es cierto que todo es una posibilidad, ya que, insisto, todo es incierto.

Fijate sino en el primer párrafo de este artículo. No hay nada que contradiga que cuando hablé de “todas nosotras” también podía incluir a mis lectores de género masculino. ¿Por qué? ¡No hay por qué! Si después de todo, nosotros podemos proponer el uso que algún día podría ser regla. Desde mi ámbito personal, siempre fui incluido dentro del uso del femenino inclusivo en mis grupos de estudio, de amigas, de ensayos.

Muchas veces me dijeron que “bendito tú eres entre todas las mujeres”, así que cuando estuve solo entre 6 mujeres colegas traductoras y alguien nos llamó con un grito diciéndonos “¡chicas!” respondí de igual manera, porque no pasa nada. No se me iba a caer la profesionalidad por el hecho de que me hayan llamado con un género “invertido”, y, además, ¿no les suena un poquito injusto que siendo 1 hombre y 6 mujeres, tengamos que seguir la regla y decir “¡chicos!” solo porque “es lo correcto”?