Trabajo en el Área de Cultura de la Municipalidad de La Rioja desde el año 1985. Siempre en el “área” de Letras, o como el Director de turno quisiera/pudiera llamarla: Departamento/Coordinación/Dirección/Área…en fin, algo que nunca se creó no tiene por qué tener nombre.


Cada 4 años y en esa rutina insostenible, lo mucho o poco que se podía haber hecho en ese ámbito, volvía a fojas cero.

En todos estos años  muy pocas veces logré convencer al de “turno” de la importancia de la Literatura y sus hacedores. De la importancia de no sólo proteger ese Patrimonio inmaterial que significan las Letras, sino también estimular a quienes lo crean.

Esas muy pocas veces fueron más que fructíferas, pero solo alcanzaron a unas pocas publicaciones, encuentros y concursos.

En una época lejana tuve como directora General de Cultura a una profesora mexicana, que era realmente brillante…pero de lo que pasaba en los ámbitos culturales de la ciudad, ni idea…porque allí está creo, el primer gran problema: que quienes están a cargo de estos lugares tan sensibles y necesarios, no son siempre las personas adecuadas.

Y no lo digo porque sean ineptas, pero por ejemplo:  si el nuevo director era músico, toda la gestión era “musical”, si era artista plástico, todo eran exposiciones y muestras, si era actor, le tocaba la suerte al teatro y así la lista interminable, pero sin la suerte de que alguna vez le tocara a un escritor…

Entonces, quienes vemos a la literatura y a quienes la “crean” como algo indispensable para el desarrollo cultural y como una necesidad imperante, nos enfrentamos a pocas posibilidades reales y concretas de crecimiento y/o reconocimiento y/o perfeccionamiento, etc. tenemos una Ley del libro que es un ejemplo, pero ya lo hemos dicho, no existe una selección adecuada de obras (hablamos de literatura) y se publica TODO. Tenemos una Feria del Libro también ejemplar, pero vemos con preocupación que la oferta literaria siempre es menor. No tenemos concursos de nivel (hice infinidad de veces la propuesta de un Premio municipalidad de La Rioja…, y esas carpetas que fueran recibidas con entusiasmo, siguen durmiendo en algún cajón).

Desde uno de esos lugares sin nombre en los que intenté fomentar nuestra literatura, presenté el Proyecto Bosque de papel, Feria de Literatura infantil y juvenil, que fue realizado con el nombre de Letra Chica…pero solo en dos oportunidades, porque otra vez arrancaba el ciclo de los 4 años del de turno…y así podría enumerar una larguísima lista (y lo hago en 1º persona porque hablo de lo que conozco y de alguna manera padecí).

En una época fructífera (Ianina Montoya y Patricia Herrera por ejemplo, que apoyaron desde sus espacios estas propuestas) logramos sostener (apenas 1 año) la colección Los Papeles que nunca nos unieron. Esta Colección, y también ya lo he dicho muchas veces, no perseguía otra cosa que la de ofrecer la posibilidad de una primera edición a quienes escriben…una especie de lanzamiento y a la vez de resguardo. Porque aquello que no se publica, definitivamente desaparece. Apenas 2 autores por mes y 200 ejemplares…sí, casi con vergüenza escribo la cantidad, pero como siempre, al de turno no le interesó y los dineros fueron a parar a otra parte.

Podría seguir con la lista de proyectos presentados y los que apenas se realizaron, pero carece de importancia, porque lo que se evidencia es la indiferencia. Grosera. Triste. Increíble… a cada quien le puede tocar un adjetivo diferente, pero siempre fue la indiferencia.

Yo me jubilo en poco tiempo…y el área sigue sin nombre, seguramente será siempre eso, un área fantasma. Quienes escribimos y hacemos de esto un oficio serio, necesitamos corregir estos vacíos. Necesitamos saber que cuando se encara algún proyecto inherente a la literatura, será mucho más que traer al escritor famoso de turno y que nos dé una charla…

Necesitamos proyectos, propuestas, concursos, estímulos, espacios, en los que podamos ofrecer lo que sabemos hacer…