¿Puedo escribir en un lugar donde todos nos conocemos con real espíritu crítico? ¿Suma esa crítica a una escena que se está instalando? Qué debiera primar ¿conservar las buenas relaciones con mis colegas o arriesgarme al destrato? Las artes no creo que sirvan, son inevitables. Cuando el fin deja de ser irrefrenable, cuando no es “hago esto porqué sino estallo”, cuando abandono el impulso casi épico y caigo en el mero oficio, se nota.


Es esta mi quinta entrega tratando de buscar una identidad en lo que escribo para Puente Alado. Si bien me gustaría mucho poder escribir sobre el sentido de las artes, ya que me lo cuestiono desde siempre, no me siento capacitado para hacerlo. Puedo relatar a modo de crónica lo que pasa en mi ciudad en el campo de las artes visuales y realmente me siento cómodo haciéndolo. El tema es el entorno ¿Puedo escribir en un lugar donde todos nos conocemos con real espíritu crítico? ¿Suma esa crítica a una escena que se está instalando? Qué debiera primar ¿conservar las buenas relaciones con mis colegas  o arriesgarme al destrato?

Si me remito a mi primera nota en donde afirmaba un subjetivismo subversivo de opinión, no debo dejar de escribir críticamente. Porque de todos modos aunque no lo escriba, lo pienso. Está la posibilidad de no ser leído o que me lea solamente mi mamá y mi tía, y aun ante esta posibilidad, afirmo que no debo dejar de expresar lo que realmente opino.

No es el siglo XVII y no existe un personaje que grite:  L’État, c’est moi y un coro de aduladores que lo sostenga, ¿O sí? Convivamos en el disenso.

Este último mes estuvo bastante movido por suerte. Una muestra en un espacio que ocasionalmente realiza muestras y que ojalá sea cada vez más seguido: MONDO Espacio para crear. La vieja casa de Los Douglas en Cochangasta.

Unidiverso, fue una propuesta donde se conjugaron varias muestras artísticas durante cuatro días, también contó con una propuesta gastronómica, y sirvió de plataforma de presentación de Mondearte, un evento que se tratará de una Subasta de Arte con obras de artistas de todo el NOA, a beneficio de Asociación Esperanza Abrazar la Vida, en el contexto de una cena de gala en MONDO que tendrá lugar a fines de Marzo de 2019.

Este proyecto está a cargo de Mariana Catalán, Flora Gómez, Katia Carlucci y María Celia Douglas, en la búsqueda de aunar las voluntades del arte y el mundo empresarial. La muestra se veía en conjunto armónica y muy bien en ese contexto. Gratamente sorprendido por los dibujos en papel del que conocía solo como escultor, el catamarqueño Bruno Ceballos.

Pintura geométrica de la porteña Loli Aldazabal. La geometría exige rigurosidad no solo de la forma sino también del acabado. Noté un par de planos plenos no tan plenos, lo que repercute directamente en el resultado del trabajo y un detalle menor, de resolución fácil, termina siendo algo visualmente molesto.

Rescato especialmente dos obras, realizadas en la tela soporte empleada del lado del revés, maravillosas. Un trabajo conjunto de las cordobesas Teli Rezónico y Cecilia  Garzón Maceda, titulado: Proyecto #EmoCroMia / de acciónalo. Quizá lo más novedoso para lo que suele mostrarse habitualmente por estas latitudes.

Con la intención de indagar y profundizar en las herramientas que nos brinda el arte para exteriorizar nuestros sentimientos; y ya resignificados, plasmarlos en cromías poéticas… Esto más un texto extenso por demás, didáctico por demás, en donde se “explicaba” una reglas tediosas sobre algo meramente lúdico. Supongo que estará bien para quien tenga ganas de estudiar una norma de enunciado cuasi científica para conseguir “sentir”.

Particularmente a mí como público, me aburre. Y también había obra de Flora Gómez.  Nada novedoso, como ella insistentemente afirma y me enoja mucho. Pintura- Pintura, impresionista, pintados excepcionalmente, con la mejor técnica y un contenido emocional muy fuerte, que ya a esta altura no sé si es una broma o se lo cree, pero ella lo niega. El plus: el montaje, excelente montaje en una galería descubierta donde la obra de gran formato “flotaba” entre el follaje del parque y se mimetizaba. Flora subestima en su discurso el poder transformador de sus trabajos. Flora sos una artista tremenda, lo dejo por escrito: cállate! Me gustaría mucho que MONDO se sume al recorrido de “Noche de Arte”. Hagamos fuerza.

Otra cosa que pasó también este fin de año y fue muy prometedor, para las posibilidades remotas de instalar un mercado, fueron las diferentes propuestas en formato feria: Mano a Mano, ArteSano, Kiosko de Artistas (homenaje a Diana Aisemberg), Feria de arte alternativo “El reno en ushutas”. Creo que todas superaron sus expectativas en cuanto al momento socioeconómico difícil que estamos viviendo. Y eso es una excelente noticia ya que nos da una cierta esperanza en cuanto al tipo de elecciones de los riojanos a la hora de comprar.

Un Muro cerró el año con una muestra del mendocino Omar Juri. “Estudios sobre la contemplación del dolor”. Una serie de acuarelas de pequeño formato, un collage sitio específico y un objeto. Todos basados en la hipótesis de que el dolor de los demás anestesia el nuestro propio. Con un guiño fácilmente reconocible al animé y al gore.

Volviendo al título de la nota, dejando de lado la crónica, las artes no creo que sirvan, son inevitables. Cuando el fin deja de ser irrefrenable, cuando no es “hago esto porqué sino estallo”, cuando abandono el impulso casi épico y caigo en el mero oficio, se nota. Y por qué insistimos con las artes… ¿acaso nos vuelven mejores personas? Creo que tampoco, pero puede ayudarnos a criticar aquello que somos. Amplia nuestra mente y no dona pensamientos, palabras, imágenes y ritmos que nos acompañarán durante toda la vida.