El caribe mexicano es reconocido a nivel mundial por Cancún, Playa del Carmen y toda la maravilla natural de sus costas, selvas e islas alrededor, que atraen a millones de turistas todo el año ¿Pero si les dijera que un destino imperdible en esta zona es una laguna poco explotada que esconde un tesoro milenario?

De acuerdo a la profundidad y de cómo la ilumine el sol, las aguas de la laguna cambian de color. Foto: Laura De La Fuente

Todos sabemos cómo luce la Riviera Maya aunque no la hayamos visitado jamás. Vimos fotos de sus playas turquesas que parecen photoshopeadas, leímos de la cultura maya ancestral que habitó la zona, de sus templos y ruinas. Quizás habrán oído de los cenotes, esas pozas de agua subterráneas diseminadas por la región. O tal vez escucharon de las islas que custodian la costa caribeña de México, pero poco se comenta que a 300 kilómetros de la metrópolis turística de Cancún, hay una laguna que podrías confundirla con una extensión del mar si no te zambulles y descubres que el agua es dulce. Pero parece el mar. 

Por la misma carretera federal 307 que une todos los atractivos del área se llega a la Laguna de los siete colores, así la llaman porque según la mire el sol o la profundidad del agua, se ven distintos tonos de celestes, turquesas, verdes marinos y azules. Pero su nombre es Bacalar, como el pequeño pueblo a sus orillas y deriva del maya que significa “rodeado de carrizos”.

No más de 10.000 personas habitan el poblado y los alrededores, su tamaño e infraestructura contrasta con el desarrollo continuo de las ciudades vecinas de Cancún, Playa del Carmen y Tulum.

El pueblo

El bohemio y pintoresco pueblo vive principalmente del Turismo, hay mucho para hacer en los 42 kilómetros cuadrados de la laguna. Solo nadar es placentero pero también hay otras actividades recreativas para aprovechar el agua como paseos en bote de vela, remar arriba de un paddle surf o en kayak en la zona de rápidos.

Recorrer la laguna en kayak es la actividad ideal para avisar la fauna que habita a las orillas. Foto: Laura De La Fuente

Se ofrecen tours en lancha para conocer la isla de pájaros y el canal de los piratas donde antiguamente se escondían y atacaban éstos corsarios. Ya en tierra es posible visitar el Fuerte de San Felipe construido por los españoles en el siglo XVIII para defenderse de los piratas. Además hay varios sitios arqueológicos mayas en los alrededores que datan de la época previa a la conquista.

El pueblo tiene bares y pequeñas cafeterías para descansar y probar delicias. Foto: Laura De La Fuente

 

El pueblo tiene una oferta gastronómica variada apta para todos los gustos, hay una nueva corriente de jóvenes que promueven la alimentación saludable, las terapias alternativas, un regreso a lo orgánico, lo ecológico, sustentable y medicina ancestral. El ambiente de Bacalar en general es tranquilo, la fiesta nocturna se limita a barcitos con música en vivo en el malecón de la laguna.

 

¿Estromato qué?

Hay una lista de argumentos para conocer Bacalar, pero además hay algo más mágico que los siete colores que pintan la laguna, la calidez de sus aguas y la energía que rodea la zona. Aferrado a las piedras de la laguna habita el microorganismo más antiguo sobre la faz de la tierra: los estromatolitos. Son rocas sedimentarias vivas, únicas en su tipo que aparecieron entre 2500 y 1000 millones de años atrás. 

Los estromatolitos lucen como arrecife aferrado a las rocas de la laguna. Foto: Laura De La Fuente

En todo este tiempo liberaron oxígeno y capturaron dióxido de carbono en forma de carbonatos, esta producción masiva de oxígeno hizo que la atmósfera cambiara a las condiciones que hoy conocemos, por ellos fue posible la vida en el planeta, el oxígeno que hoy respiramos procede de ellos.

Actualmente se encuentran estromatolitos en pocos lugares preservados del planeta. Además de México, hay en Australia, las Bahamas y el Mar Rojo. En Sudamérica se formaron en Brasil y Chile. En el 2009 la bióloga María Eugenia Farías, investigadora del CONICET, descubrió estromatolitos vivos en el norte de Argentina, en el área de la Puna Salteña.

Palapas bordean la laguna para disfrutar de sus aguas cristalinas. Foto: Laura De La Fuente

En Bacalar los estromatolitos también se convirtieron en atracción: los viajeros llegan de todos lados a conocerlos. Lamentablemente por ignorancia, éstos comenzaron a deteriorarse por el descuido de las personas que visitaban la laguna. Actualmente los pobladores están desarrollando tareas de resguardo y concientización. Que además involucre a las nuevas generaciones a proteger estos seres ya que no solo liberan oxígeno a la atmósfera, también mantienen saludable el cuerpo lagunar. 

Quién pensaría que muy cerca del frenesí turístico de la Riviera Maya, se esconde un lugar paradisíaco como Bacalar, con tanta riqueza natural, historia, tranquilidad para disfrutar y el origen de la vida para preservar.