El evento de parapente más importante del mundo tuvo una fecha en la provincia por primera vez. Más de 70 pilotos de élite de 24 países confirmaron el enorme potencial de La Rioja para el deporte.


Para Marco Escudero, presidente de la Asociación Riojana de Vuelo Libre, esta Copa del Mundo (Paragliding World Cup) fue el resultado de un sueño y varios años de trabajo. Aún en un contexto de pandemia e incertidumbre, con burocracia y protocolos que cambiaban en cada país semana a semana, se logró alojar en La Rioja a una de las cinco fechas que se organizan en distintas ciudades del mundo cada año. Gracias a la gestión del piloto cordobés Martín Romero Garayzabal, referente nacional e internacional, la provincia logró meterse en el selecto grupo de puntos del planeta que permiten un excelente vuelo deportivo de competencia por sus características térmicas y meteorológicas.

“La ciudad Capital es muy seca, casi no registra lluvias, lo que permite volar todo el año. Tampoco es un lugar ventoso, y tiene mucha amplitud térmica. Todos esos son los factores determinantes que la hacen tener mucho potencial para el vuelo libre”, explica Marco Escudero a Puente Alado. 

Un total de 73 pilotos, entre hombres y mujeres, volaron por los cielos de La Rioja. Además de 20 locales, llegaron deportistas desde Francia, Estados Unidos, Serbia, Rusia, Corea, Chile, Alemania, Hungría, Suiza, Venezuela, Bolivia, República Checa, Bulgaria, Italia, España, Japón, Perú, Brasil, Filipinas, Sudáfrica, Colombia, Cuba y Australia. 

Del 20 al 27 de octubre se desarrolló la competencia en la que se coronaron François Cormier, Giuliano Minutella y Gleb Sukhotskiy en el podio masculino, y Violeta Jimenez, Evgeniya Belova y Junghun Park en el femenino. Los 30 mejores pilotos de la fecha se ganaron su lugar para participar en una superfinal, que aún no tiene lugar determinado, junto a los otros 30 mejores de cada fecha (todas celebradas en Europa) de esta Copa.

En diálogo con Puente Alado, el italiano Giuliano Minutella, poseedor del segundo lugar, cuenta: “Mi competición en La Rioja fue la mejor de mi vida. Es un lugar increíble para volar en parapente, lo que más me impresionó son las térmicas, que tienen una potencia increíble: nos encontramos con ascensiones de hasta 13 metros por segundo, ¡una locura! La Rioja es un lugar con un potencial muy alto para el parapente, digamos que es un lugar perfecto”. 

La rampa de lanzamiento, desde donde partieron cada día los mejores pilotos del mundo, está ubicada en el Cerro de la Cruz, en El Morro, detrás del dique de Los Sauces, a unos 25 kilómetros del centro de la ciudad Capital. Aunque es uno de los puntos tradicionales de encuentro de los deportistas hace unos años, con el tiempo el viento cambió y el gobierno provincial impulsó una obra para corregir la orientación del perfilamiento en el cerro y ampliar la superficie para permitir mayores despegues. Esta modificación fue la principal condición que permitió traer un evento de esta jerarquía a La Rioja. Para el futuro, se espera que El Morro pueda ser, además de un excelente punto para el deporte de vuelo y un mirador excepcional, parte de un circuito turístico y deportivo que contemple el trekking, el mountain bike y el paseo recreativo.

Durante las competencias se puede ver a los pilotos planear y, de repente, formar entre todos unos enjambres coloridos que giran en el cielo. Esta “pajarera” se trata de la búsqueda del núcleo o el punto mayor de ascendencia de una corriente térmica que hacen los deportistas para elevarse y alcanzar la mejor altura para luego desplazarse a otro punto. Es un proceso que se repite, siempre en búsqueda de nuevas térmicas para trasladarse o extender su permanencia en el cielo. 

Este aire caliente es el resultado del impacto del calor del sol sobre el suelo enfriado por las noches y es el principal “motor” para las velas de los parapentes. En el suelo, el origen de estas ascendencias se traduce en los remolinos o “diablillos” y son captadas por el instrumental que los pilotos llevan, pero también hay mucho de conocimiento y experiencia para identificarlas y alcanzar su techo.

“Se ha dado una condición única y especial para esta Copa del Mundo”, reconoce Marco, “Esta semana de vuelo a los pilotos les ha tocado esta condición térmica: potente y fuerte. La Rioja en toda su expresión, justo en los días del campeonato. Todos los pilotos quedaron maravillados con esto, que es lo que nos va a permitir traer nuevas competencias a la Argentina. Tenemos que seguir mejorando la rampa, pero confiamos en que lo vamos a concretar en un corto plazo”.

En cada prueba, los pilotos deben unir distintos puntos geolocalizados, encontrando las térmicas que los eleven y les permitan transicionar de un lugar a otro. Quien une esos puntos y llega al “gol” lo antes posible es quien gana. Entre las dificultades, los organizadores establecen un radio al que deben entrar los pilotos en cada punto. En el aire, la estrategia de cada deportista determina en qué momento partir, cuándo permanecer con el grupo, cómo optimizar los puntos de vuelo y cuánta altura alcanzar para luego llegar más rápido al otro “waypoint”. 

 

Así se vivió La Copa del Mundo de Parapente en La Rioja

Al caer el sol, al finalizar el día, el nuevo motor para los pilotos es la camaradería y los encuentros a la hora de comer. Para los organizadores, la penúltima noche, en la que los costillares a la cruz y las parrillas ardían una al lado de la otra, fue la mejor de todas. Los deportistas, tras una prueba de más de dos horas, se sacaban fotos junto a los asadores para subirlas a sus redes sociales. Fuera de competencia, los pilotos tuvieron tiempo para probar nuestra gastronomía, para recorrer espacios culturales de la provincia y hasta pudieron disfrutar de las Termas de Santa Teresita y tener un día de descanso y relax durante una jornada en la que no se pudo volar. “Mucha gente trabajó en esta organización, del equipo, de la Secretaría de Turismo y también personas que no sabían nada de parapentes. Nos han acompañado y fueron un pilar fundamental para que esta competencia sea un éxito”, cuenta agradecido Marco. 

Para el futuro, desde la organización confirmaron que se han hecho pedidos para traer a La Rioja una Súper final de la Copa del Mundo, en la que participan los primeros 30 pilotos de cada fecha, es decir los 150 mejores del año; y un Panamericano. Queda en el tintero también, el sueño de llevar adelante un Mundial de Parapente, como el que se desarrollará en Tucumán del 1º al 12 de noviembre, en el que participan selecciones nacionales.

Una riojana que vuela con las aves del mundo

Lidia Mulet en 1995 practicando el deporte

“Lo que más me gusta es sentir el ruido del aire, el ruido de la nada. El ruido del silencio, el silbido del aire en los oídos”. El ritmo cardíaco acelerado, los glóbulos rojos renovándose, la adrenalina subiendo en el despegue son algunas de las señales del cuerpo que Lidia Mulet, de profesión odontóloga y pasión pilota, ama y describe a todos los curiosos que la ven con su equipo de parapente. Durante la Copa del Mundo es público privilegiado porque conoce al dedillo cada uno de los espacios y vientos que atraviesan la ciudad.

Desde 1982, cuando volvió a La Rioja después de recibirse en Córdoba, Lidia hace del viento su principal hobby: practicó ala delta, windsurf y desde 1994, parapente. En una lista que todavía no tiene fin, a sus 64 años, voló en Chile, Perú, Brasil, Colombia, España, Italia, Marruecos y el desierto de Sahara. La Muralla china y Capadocia, en Turquía, son sus destinos soñados.

Al narrar su amor por los cielos siempre vuelve a su infancia: “A los tres años acompañaba a mi papá que volaba en planeador. Pasábamos las tardes, los feriados, los sábados, los domingos. Me parece que ahí fue donde se me pegó lo del vuelo”.

A mitad de los años 90, luego de una pausa, Lidia vio a unas brasileñas en La Rioja utilizando un equipo de parapente muchísimo más liviano y transportable que el ala delta y eso la convenció para volver a volar. Rápidamente su entusiasmo contagió a varios. Ella y un grupo de colegas comenzaron el curso de iniciación. Viajaban los fines de semana a Cuchi Corral en el valle de Punilla cordobés para la instrucción. Con el tiempo y las competencias, la gente les preguntaba “¿todos los odontólogos vuelan en parapente?”.

Lidia Mulet preparada para el despegue

Más tarde, sus colegas fueron dejando el deporte y ella fue casi siempre la única mujer de las comitivas que viajaban desde La Rioja. Entre sus mejores vuelos, Lidia recuerda uno sobre las dunas gigantes en Iquique, Chile, donde el despegue se hace desde la arena; o cuando voló en Brasil, en Sapiranga, sobre árboles que alcanzaban los 18 metros, acompañada por tucanes y otras aves coloridas, en plena selva. “En Chile, en Zapallar, volé al atardecer sobre el mar con pelícanos. Se ponen al lado tuyo, derechitos y te miran. Van cuatro o cinco, al lado de la vela, como si fueran marchando. Estar volando con ellos es algo maravilloso”, cuenta.

Hace apenas unas semanas, Lidia voló junto a otros 90 pilotos en Corralito, Salta y tiempo atrás completó un curso de seguridad, para practicar maniobras extremas con el fin de solucionar cualquier tipo de contingencia que pueda ocurrir en el aire. De hecho, recuerda un accidente con suerte un 20 de mayo, día de La Rioja, en el Cerro de la Cruz: “Estas aves te acompañan en la térmica usualmente, pero puede ser que en este caso haya tenido a su familia o un nido cerca. Me atacó un costado de la vela, la quiso agarrar, se resbaló y me pegó en el cuerpo. Son contingencias peligrosas porque se enredan en las líneas suspentes que nos sostienen y se desesperan. Pero tuve suerte. Parecería que mi padre me acompaña en cada vuelo”.

El fanatismo de Lidia por el parapente continúa lejos de las rampas y las térmicas. En su propia habitación, mientras se rehabilitaba de una operación, instaló una silla de vuelo y televisor para ver sus propios videos volando y los de estrellas del deporte que surcaron la última semana los mismos cielos que ella conoce a la perfección. Sobre la llegada de la Copa del Mundo, dice: “Es como ver a la Fórmula 1. Es gente de primer nivel, en dos o tres giros pueden alcanzar los tres mil metros y trasladarse hasta Talamuyuna o Patquía”.

En este gran evento participaron cinco mujeres y una de ellas, la rusa Daria Krasnova es campeona mundial. Sobre la participación femenina Lidia nos cuenta: “Admiro y reconozco la fortaleza y espíritu de lucha de las mujeres que participan en estas competencias, ya que tienen que ir a la par de los pilotos hombres, con velas de mucha velocidad y con mucho peso en su silla (lastre) para avanzar a velocidad”.

La Rioja, potencia como cielo, a la espera de nuevos pilotos

“Tuvimos a pilotos con récord de distancia, con récords del mundo en acrobacia, campeones del mundo. Fue un nivel altísimo y eso jerarquiza muchísimo la competencia”, describe Marco sobre la fecha internacional en La Rioja, “esto nos ayuda a crecer como actividad. No sólo estuvimos en vista de todo el mundo, sino de toda la gente de la provincia. Esto es importante porque si bien tenemos un buen sitio de vuelo, tenemos pocos voladores. Mucha gente estuvo atenta a los cielos y empezaron a descubrir lo que es el parapente y eso seguramente va a marcar un antes y un después en la actividad en La Rioja”.

En el Club vienen trabajando en distintas actividades para que más gente conozca el deporte. Una de esas acciones son los vuelos semilla, que consisten en vuelos acompañados para personas con discapacidad y que convocan a su familia y amigos. El primer vuelo lo hizo el deportista Jorge Romanazzi en septiembre de este año. “Fue muy emocionante. El Club va a recibir una donación de parte del Gobierno de La Rioja de una nueva silla para personas con discapacidades motrices para darle ese momentito diferente a esas personas que quizás lo ven como inalcanzable y puedan volar”, cuenta Marco. 

Durante los días de la Copa del Mundo el público pudo acercarse a la rampa y algunos estudiantes de escuelas cercanas visitaron la plataforma. “Los chicos pudieron vivenciar los momentos clave, de lanzamiento, pudieron tocar el parapente y escuchar a todos los pilotos hablar en idiomas diferentes. Eso nos puso felices”. Y se permite soñar en voz alta: “Quizás dentro de ese grupo de chicos hay unos cuantos campeones del mundo”. La Rioja ya demostró su potencia como uno de los mejores sitios del mundo para el deporte, ahora queda reforzar la aparición de nuevos pilotos que aprovechen sus cielos.

Algunos datos para comenzar a volar

Marco y Lidia en Corralito, Salta este año

La Asociación Riojana de Vuelo Libre puede encontrarse en Facebook aquí y los instructores referentes de La Rioja son Alejandro Anrique y Hugo Ávila. “Se requiere nada más que un poquito de tiempo para hacer las prácticas, que son en tierra, generalmente en el Parque de la Ciudad y después de un par de clases ahí, de control de parapente y vuelos. Nos vamos a un cerro escuela en Villa Mazán para después volver a nuestro cerro El Morro donde hacemos el primer vuelo con el instructor”, explica Marco. En ese lugar se hace un vuelo en tándem en el que el instructor le dice a la o el alumno qué es lo que va a tener que hacer en el aire: cómo va a despegar, por dónde va a volar y cómo va aterrizar. Se trata de una simulación de lo que va a ser su primer vuelo. Llegado el momento, la persona hará su primer vuelo de altura sola, acompañada por handy por el instructor, que la va monitoreando y guiando en todo momento.

“La primera vez que uno hace eso a uno, dos, tres metros para arriba es una cosa maravillosa. Con los pequeños vuelitos, como si fuese el salto del pollo o  una cosa por el estilo, cuando uno empieza a desplazarse un poquito, a la noche no podés dormir porque decís ‘ya volé’”, cuenta Lidia y contagia a cualquiera que la escuche a aventurarse en este gran deporte en los mejores cielos del mundo.


*Imágenes: gentileza de la Secretaría de Turismo de La Rioja y de la entrevistada