En el momento más difícil de la pandemia alguien me preguntó porqué Catalina, mi hija de 6 años, miraba tantas películas. La respuesta es entre sencilla y obvia: No había mucho que hacer, a ella le gusta ver películas y además yo creo firmemente que el cine es una forma de conocimiento.
Razones parecidas aunque no idénticas (afortunadamente hoy hay más opciones de itinerarios) me motivan a compartir algunas de esas películas. 

El conejo sin la suerte

Un recuerdo fuerte de mi niñez es haber ido al cine a ver Space Jam con mi abuela y mis hermanos. Micheal Jordan y los Looney Toons, nada podía fallar. Y así fue. Recuerdo a mi abuela (buena lectora y gran amiga del cine) conversando con adultos y diciendo “pensé que me iba a aburrir pero la pasé super bien”.
Aquella película sabía administrar muy bien las pastillas de placer que proveía. Si uno la vuelve a ver está lejos de ser un gran film pero es divertida y tiene con que sostenerse. 

Hace pocos días estrenaron una nueva versión de Space Jam con LeBron James como protagonista. Esta vez el film se concentra en las diferencias entre James y su hijo Dom. LeBron es un padre riguroso que quiere explotar las habilidades deportivas de sus hijos para que ocupen el mismo lugar que él, Dom es un niño que quiere divertirse y un enamorado de los videojuegos con mucho talento para desarrollarlos. 

El antagonista, una máquina cansada de estar al servicio de la humanidad, se ocupa de capturar a la familia James en el mundo digital y allí aparece la condición: Si LeBron gana un partido de básquet todos serán liberados. 

Con pocas destrezas y muy pocas luces el film intenta ser un aleccionador sobre cómo tratar a un niño y estimular sus talentos dejando de lado las pretensiones, dolores y frustraciones de los caminos que transitamos en la propia vida.
Por momentos se parodia a sí misma pero siempre cae presa de sus propias premisas
La película es igual de aburrida y severa que el personaje que representa James. El Film grita todo el tiempo “miren tenemos a LeBron”; “somos Warner Bros”. Los momentos más llevaderos son aquellos en los que muestran personajes o universos que podemos identificar y acariciar algún recuerdo de un film que nos hizo sonreír. 

Bugs Bunny está totalmente desaprovechado y aunque este evento (está más cerca de eso que de una película) sea su regreso a la pantalla, la película habla más bien de la extinción de los Looney Toons que de una posible reaparición.

Todo esto hace que parezca que estamos frente a una larga y despareja publicidad sobre uno de los estudios más grandes de Hollywood; o uno de esos eventos televisivos que reúne a grandes figuras para recaudar dinero y que intenta tener esos elementos que forman la lista tácita de requisitos de un programa de televisión: chistes, emoción, espectacularidad. Pero se termina convirtiendo en un objeto inmediatamente olvidable que no aprovecha ni a sus personajes, ni al lenguaje del cine, ni las bondades del estudio e incluso tampoco las virtudes de los videojuegos.

Algo que pasa con muchas de las remakes que estrenan en estos tiempos es que parecen estar bañadas de insensibilidad y solo pretenden aprovechar la fórmula que hizo feliz a una generación e intentar disfrazarlas con modernidades para gustar a otra.

Historia del mar

Hace poco más de un mes pudimos disfrutar del estreno on line de Luca (Enrico Casarosa, 2021), la más reciente película de Pixar. Con menores complejidades y un estilo de relato más clásico, el film igualmente ofrece varios niveles de lectura, matices y proposiciones interesantes. Y aunque hay cosas que a algunos puedan parecerles obvias, creo que deja puertas abiertas para múltiples interpretaciones.

Luca es una criatura marina que al salir del agua se transforma en humano. Los humanos de costas cercanas les temen a los “monstruos marinos” de su tipo y a su vez los habitantes submarinos les temen a los humanos. A todos les asusta lo desconocido. 

Luca conoce al solitario Alberto, una criatura de idénticas características que vive en la superficie.

Cuando la familia de Luca descubre que está visitando la superficie, su miedo y su proteccionismo hacen que quieran alejarlo de su deseo y su curiosidad.

Los miedos de los padres y el apoyo de Alberto serán el motor de Luca para intentar integrarse entre los humanos y empezar a conocer el mundo.

Una vez en el  pueblo conocerán a Giulia, una niña de la ciudad que visita el Porto Rosso cada verano. Y juntos intentarán participar de la tradicional carrera del pueblo para destronar a un tirano abusivo y presumido (un “malo” muy liviano) que lleva varias carreras ganadas.Con la dificultad de que los anfibios deben mantenerse secos para ocultar su secreto, cualquier gota de agua sobre su piel hace que su manto se convierta en lo que son bajo el mar.

La amistad de Luca y Alberto crece hasta el punto de que pueda interpretarse como un primer amor y muchos lo han visto de esta manera; y aunque no hay nada que le dé claridad a esa hipótesis me parece valioso que un estudio con la popularidad de Pixar pueda hablar de un primer amor gay. 

La otra posibilidad es que los celos de Alberto al sentirse marginado del triángulo Giulia- Luca-Alberto sea solo miedo a encontrarse nuevamente en la soledad al perder al amigo que lo sacó de ese lugar. 

Pero hay toda una metáfora detrás de la monstruosidad, en esa necesidad de esconderse juntos y ocultar lo que son. También notable en el padre de Giulia representado como un respetado macho, asesino de criaturas marinas, que a la larga se transformará en un tierno protector. 

Juegan los miedos hacia lo diferente con distintas interpretaciones, los miedos de los padres para darle libertades a sus hijos, el valor para enfrentar el statu quo cuando no parece haber posibilidades de romperlo y hasta una hermosa curiosidad que con el andar del film se va convirtiendo en apetito por el conocimiento, un valor que ha sido muy tenido en cuenta. 

El código es muy sencillo y disfrutable para niños pero hay mucho por detrás que la hace adorable y poderosa para los adultos. Por supuesto que hay mucho de previsible pero incluso esa previsibilidad acarrea sorpresas que roban sonrisas y quizá lágrimas.
Aquí la emoción está puesta al servicio de la narración, surge con naturalidad y seguramente será generadora de buenos recuerdos.


Podés ver Luca en Disney +

Space Jam está ahora disponible en cines.