Paulina Carreño cuenta a través de las palabras de Daniel Moyano

Contar historias. Indagar La Rioja poniéndole voz y escenificando eso que el autor escribió en sus libros. Eso pasa en “Para dos pianos”, la obra que acaba de estrenar la narradora y periodista Paulina Carreño, centrada en los cuentos del escritor Daniel Moyano, y la relación con su esposa Irma Capellino. Entrevista y repaso por un espectáculo que bucea por el amor, la música, el humor y la desgarradora realidad local.


Con tres funciones consecutivas a sala llena, Paulina Carreño estrenó el pasado 5, 6 y 7 de octubre su nueva propuesta en la sala La Kanoa de Papel, varios años después de presentar por primera vez una obra que rescataba los cuentos de Moyano. En ese entonces se llamó “Unos duraznos blancos y muy dulces” (2012).

La narración oral teatral es la manera que eligió Paulina para contar. ¿Cómo? Sacó los lugares y personajes de los cuentos que escribió uno de los grandes referentes literarios de La Rioja, y los puso en una escena teatral. ¿Ella? la narradora espontánea que le cuenta al público esas historias.

Pero en esta nueva obra la propuesta es totalmente distinta. Paulina se mueve en una escena que fue montada cuidando cada centímetro, para resaltar en esa caja negra que es la sala de la Kanoa. La música compuesta por Hulda Estrabou, transporta. La dirección y escenografía de Diego Avallone es soberbia en cada detalle. La iluminación, el clima. Y ella, la voz, que entre risas y angustias conecta al público con los personajes de los 6 cuentos que rescata el arte y la poesía de Moyano.

Un proceso de creación teatral

En escena ella arma, desarma y ensaya formas de contar, posibles remates y utilerías. El público es cómplice de ese juego que propone la narradora. Un proceso de creación teatral, como lo anticipa el mismo título de la obra.

“En este segundo espectáculo yo siento que hay un crecimiento personal, desde lo actoral. Y en cuanto al repertorio, elijo cuentos que me hubiera resultado más difícil contarlos antes, por ejemplo “Cantata para los hijos de Gracimiano”, reflexiona Paulina cuando le preguntamos cuántas cosas cambiaron desde el estreno de la primera obra, a esta segunda propuesta.

Las risas y carcajadas del público refuerzas aquellas anécdotas e historias que Daniel escribió, y Paulina revive con “El viejito del acordeón”, “Concierto para dos viejas”, “El oyente impasible” y “Un sudaca en la corte”.

Asegura que en esa “madurez personal”, también hoy conoce mejor la obra de Moyano, “y el plus es que tiene la mirada, ya no solo del escritor, sino que está la de Irma, su compañera de toda la vida”.

La historia de amor de Irma y Daniel, y más tarde el exilio que llegó con la última dictadura cívico militar atraviesan toda la obra, mezclándose con novedosos recursos tecnológicos que la actriz eligió para apoyar su relato.

El arte de contar

Desde hace años Paulina Carreño es la única que desarrolla con sus espectáculos y talleres en La Rioja, la técnica del narrador espontáneo, una propuesta de la escuela de relato oral de Ana María Bovo.

“El narrador espontáneo en realidad no significa que literalmente narra de manera espontánea, porque hubo una elección y ensayo previo, pero se basa justamente en un narrador que tiene un talento natural para contar, y eso hace que no se pierdan historias de comunidades, de familias, pueblos”, explica.

Paulina confiesa que le cuesta desarrollar teóricamente qué es la narración oral teatral, pero nos cuenta cómo piensa ella a la hora de contar una historia que le gusta. “Leo distintos autores, agarro un cuento que me interesa, lo pienso con distintas escenas donde hay personajes, y lo adapto. Esa organización hace que se transforme en narración oral teatral, porque utiliza elementos del teatro para contar historias, pero no pierde el relato oral que tiene cierta espontaneidad”.

De repente, una luz azul tenue transforma el ambiente y ella nos transporta a lo profundo del interior riojano. La desgarradora historia que Daniel inmortalizó en “Cantata para los hijos de Gracimiano” arma en la garganta de lxs presentes, un nudo difícil de cortar.  

Desde que empezó a bucear en la narración oral, Paulina ya dictó varios talleres por pedido de un público ávido por aprender esa técnica. “Fue muy linda la respuesta de la gente, y de hecho estoy pensando en hacer la segunda parte del taller con gente que ya haya hecho el primero, para que ya empiecen a contar».

En esos talleres reafirmó lo que ella mismo sintió cuando los hizo: “que todos tenemos algo para contar, y de gente súper heterogénea, profesionales de distintos rubros. Es cuestión de pellizcar en los lugares adecuados, y entender que toda historia necesita de un conflicto, no bélicos (risas), sino que haya un sustrato de interés, y a veces tiene que ver con cuestiones muy de lo cotidiano”.

Para ella eso es lo más interesante de los talleres, “cómo nos nutrimos todos los que estamos ahí. Y te permite jugar con dos elementos, la literatura y el relato personal”.

Sentado durante 50 minutos en esas gradas, el público se deja seducir por una propuesta distinta que lo atrapa: alguien le está contando cuentos. Paulina va y viene intercalando la personificación de un abuelo, dos «viejas», violinistas, una madre y un padre, con la del mismo Daniel y la misma Irma. En fracción de segundos vuelve a ser ella entrelanzado con el relato oral todas esa historias que ocurren en Chepes, Chilecito, Sanagasta y la capital riojana.

Daniel, un narrador nato  

Aunque Paulina también trabajó a otros autores en sus espectáculos, como el colombiano Gabriel García Márquez, Guy de Maupassant, Ángeles Mastreta, y hasta un relato propio, siempre vuelve a Daniel.

“A Moyano yo lo tomé como algo personal, porque creo que suma a todo esto que hago y que me gusta. Me parece un autor increíble a la hora de escribir, en cómo toma problemáticas de La Rioja y las convierte en literatura, poesía, arte, y nos cuenta esa Rioja a través de algo que se convierte en universal. Entonces a sus cuentos los contas acá o en cualquier parte del mundo, y a la gente le llega igual, eso me parece que es maravilloso”, asegura.

Paulina recuerda una anécdota que describe al mismo Moyano como un gran narrador oral: “Un día Gabriel Gatica me trajo un papel escrito en computadora, y me dijo que había transcrito uno de sus cuentos tal cual lo escuchó en un relato oral del propio Daniel. Pero él no lo contaba como estaba publicado en su libro, y eran tan sabias las cosas que había elegido contar que yo tuve que adaptarlo muy poco, y hoy lo cuento tal como Gabriel me lo dio. Rescato esa capacidad oral que tenía, modificando sus propios cuentos al servicio de la oralidad”.

“Para dos pianos”, el nombre que lleva la obra, es uno de los cuentos del escritor cordobés, riojano por adopción. Ese título es una hermosa analogía para describir la historia de amor, y algunos otros elementos.

La obra ya está por terminar, y el público sigue aferrado a sus butacas. Esperan expectantes cada nuevo movimiento de la narradora en escena. Ya pasó la emoción, el asombro, la risa, la angustia, el amor. Quizás el llanto. Daniel lo hizo otra vez. Paulina saluda con las luces de la sala prendidas. Aplausos.  

«Es algo personal», confiesa. “Tomo como una posibilidad llegar con Moyano, a través de la narración, a gente que de ninguna manera lo leería, eso es lo que disfruto. Que disfruten y vayan a buscar los cuentos, que no se queden con la obra”.

Cuando la entrevista está por terminar le preguntamos a Paulina:

– ¿ La gente te pide que le cuentes cuentos?

– Sí.

– ¿Y vos que le decis?

– Y… les cuento.


Jueves 25 de Octubre de 2018