En el marco del taller de escritura “(Des)Bloqueo Creativo”, el equipo de la Revista Moni.Arte invitó al público presente en el Patio de Cultura a repensar cómo desde la virtualidad también se puede hacer literatura.


Cae el sol sobre las veredas céntricas de La Rioja.

En la entrada del Patio de la Cultura hay, como en otros tantos lugares de concurrencia pública, alcohol en gel para aquellos que ingresan. Al entrar uno se da de lleno con cinco mesas ubicadas en forma de medialuna con tres sillas cuidadosamente distanciadas una de la otra donde la gente -un grupo de aproximadamente 15 personas en total- llega al evento y se ubica. En la mesa central, a modo de anfitriones, está listo el equipo de la Revista Moni.Arte: Yohan Vera, Iris Valentina, Déborah Barrionuevo, Agustina Garrot. Lxs monitxs, como así se autodenominan, ya tienen todo preparado para dictar el taller de escritura llamado “(Des)Bloqueo Creativo”, organizado por Letras en Conexión y la Secretaría de Culturas.

El equipo de la revista Moni.Arte en el taller «(Des) Bloqueo Creativo»

“La idea es escribir un poquito, salir de la virtualidad”, anuncia Iris en las palabras de bienvenida. “La idea de este taller es la continuidad”, complementará después Déborah, “transformar esos vínculos de la virtualidad en algo”. Algo: intentar traducir las vivencias digitales en un pedazo de papel de forma presencial. Algo: acortar las distancias en un mundo pandémico. Algo: escribir de manera colectivo una experiencia enteramente personal.

Una de las consignas del taller se basa en el poemario «Por todas esas veces» (YZUR Editorial, 2021), el último libro del escritor riojano Víctor Taquía. Entonces palabras como “redes sociales”, “likes”, “visto”, “doble tap” toman otra densidad. Después de una breve introducción del poeta oriundo de Nonogasta, un lofi-hip hop empieza a llenar los silencios del lugar con su beat y el público presente le da rienda suelta a su imaginación.

Un poco tímidos, algunos se animan al micrófono abierto y leen lo que lograron escribir en menos de 15 minutos a partir de los hashtags propuestos: #llegué, #¿ganaste?, #¿estás?, #memoriallena. “Se respeta al que quiera leer pero no quiera explicar”, aclara Iris para que aquellos que todavía no pasaron al frente de manera voluntaria, puedan hacerlo sin tener que decir por qué escriben lo que escriben.

Lxs Monitxs saben, lxs Monitoxs entienden que el resultado final puede ser compartido, pero que ese estanco sagrado donde brota la creatividad está reservado para cada uno.

El hilo conductor de las obras leídas en voz alta está tejido en cierta imposibilidad de conectar el mundo virtual -lo que sucede dentro de las redes sociales- con lo que sucede en el mundo tangible -lo que sucede afuera de las redes sociales-. Para unir estos dos universos que parecerían cohabitar en paralelo, las personas que asistieron al taller -compositores, docentes, estudiantes, poetas, público en general- hacen andar sus lapiceras de nuevo.

Con cierto desenfado juvenil a lo largo del dictado del taller, lxs Monitxs crean espacios para que los riojanos y las riojanas presentes puedan desatar aquellos nudos que los oprimen, que los acorralan en los límites que a veces las propias redes sociales imponen. Entonces las palabras se convierten lentamente en los cimientos que construyen un puente entre lo digital y lo analógico.

Así trabajan desde el principio de los tiempos. De hecho, la Revista Moni.Arte es una revista académico-literario que nació en la virtualidad. En formato PDF, esta revista condensa en cuentos, poemas y textos académicos lo que lxs monitxs más aman: las letras. Entonces van y vienen, entran y salen de las redes sociales por una puerta giratoria sin marearse; y hacen comulgar dos mundos en esa pasión primitiva que los une: la literatura.