Hay cánones de los que sigo cautivo pero por suerte las nominaciones o entregas de premios al cine, tanto de festivales como los de la academia, no son algo que me deslumbre. De todos modos ,cada tanto y con alguna excusa (como esta nota), caigo en esa falsa necesidad de ver las nominadas al Oscars. Aquí unas palabras sobre ellas.


Género: Política

La entrega de premios en 2020 contaba con al menos dos excelentes películas (Parasite y Ford v Ferrari)  y una obra maestra (Once Upon a Time in…. Hollywood). Para esta nominación la calidad de los films dista mucho de los del año pasado y algunos casos algunas de ellas parecen ser más bien importantes panfletos sociales que invitan a la reflexión que destacadas obras de cine.

Es el caso de El juicio de los 7 de Chicago (Aaron Sorkin, 2020) que relata el juicio a jóvenes dirigentes sociales y estudiantiles que conducían manifestaciones contra la guerra de Vietnam a fines de los años ‘60 y terminan envueltos en una represión policial, acusados de provocar ese “enfrentamiento” y llevados a juicio por esa causa. Aunque la película no aburre y te mantiene conectado e interesado todo el tiempo, no hay grandes (creo que tampoco pequeñas) destrezas para destacar. Tras unos buenos primeros minutos el film se va hundiendo en sus premisas y en su incapacidad para crear contrastes en el relato o en los personajes. Su fuerza y su firmeza ideológica parecen restar, “el mensaje” se traga la película que se va ahogando en su necesidad de convencernos de lo manipulado que está el sistema democrático, de cómo el poder siempre puede más que todo.
El Juez  que maneja la corte con una obscena tiranía, cada minuto es más difícil de tolerar, no porque me moleste su tiranía de ficción, sino por los mensajes tan directos con los que dispara Sorkin. Y llega el momento en que siento que es un domingo a la mañana en el que estoy parado en la puerta de mi casa escuchando  por amabilidad a algún pregonero religioso tratando de convencerme de algo que según él yo aun no pude descubrir. 

Promising Young Woman (Emerald Fennell, 2020) es audaz y provocadora. Hay en ella alguna mezcla extraña de influencias que parecen ir desde la irreverencia de Paul Verhoeven hasta los colores de Wes Anderson. 

Una ópera prima bien intencionada pero finalmente fallida, despareja aunque con algunas virtudes entre las cuales se destaca principalmente su desparpajo, su provocación, algunas ideas interesantes para narrar desde el color, un humor singular y un soundtrack con reversiones de canciones pop bastante interesantes.

Cassandra es una especie de vengadora que intenta demostrar a los hombres que no son “buenos pibes” como ellos creen. Se dedica a desenmascarar varones abusadores o potenciales abusadores e intenta aleccionar sobre lo equivocado de sus comportamientos. 

Todo como modo de venganza por la muerte de su mejor amiga que fue abusada por un grupo de estudiantes universitarios. 

El tema es bastante más delicado. La manera de tratarlo, muy original. Y aunque en un principio me provocó sensaciones similares a la película de Sorkin, hoy creo que para una temática como esta es necesaria una película inflexible y clara.  

Pero insisto en que el film es desparejo y que se maneja en los límites entre lo original y lo increíble (en el mal sentido). 

La entretenida Judas y el mesías negro (Shaka King, 2020) narra la historia real de Bill un ladrón de autos capturado por la policia y obligado a infiltrarse en las Panteras Negras para obtener información sobre el líder politico Fred Hampton. En un espacio temporal muy cercano al de “El juicio de los 7 de Chicago”, envuelta en las manifestaciones contra la guerra de Vietnam y en plena lucha por el posicionamiento del movimiento político afroamericano.

King logra una biopic que se convierte en un buen policial de género cargado de política y con algunas muy buenas escenas de acción, tiros y demás.

Sin grandes brillos pero muy entretenida, interesante con gran sentido en el manejo de la tensión y los tiempos que hacen muy difícil dejar de verla. 

 

Cine de cine

Mank (2020, David Fincher) fue uno de los estrenos más esperados por la cinefilia durante el 2020. El film del director de 7 Pecados capitales, narra el proceso de escritura de una las más importantes y reconocidas películas de la historia del cine: Citizen Kane (Orson Welles, 1941). El film recibió casi por igual ataques y alabanzas por parte de la crítica y conduce a discusiones sobre la autoría del guión del legendario film de Welles (que comparte el crédito, pero muchos sostienen que no escribió una sola línea). 

Hay un intento notablemente fallido por vestir al film con un aspecto clásico. El detalle no es menor, pero eso no destruye la fuerza de la película. Magnética y con interpretaciones brillantes (Gary Oldman modo Dios) y filmada con el característico talento de Fincher (que supera el “detalle” fotográfico).

Mankiewicz escribe postrado en una cama, inmovilizado por un accidente vial. Mientras el film utiliza idas y vueltas en el tiempo para narrar episodios de su vida que irán representando aportes para el guión de Citizen Kane. Y nos muestra el entorno de ese Hollywood de la era dorada de los estudios. Tan glamouroso como cruel. 

Más allá de las discusiones sobre la autoría y las interpretaciones de la realidad y la ficción, la película de Fincher no tiene desperdicio y es incluso mejor que alguna de de sus anteriores (La chica del dragón tatuado y El curioso caso de Benjamin Button, por nombrar algunas).

Hogar. Dulce hogar. 

En Nomadland (Chloe Zao, 2020) Fern (sólida y elocuente Frances McDormand) recorre las rutas en su camioneta (una “Van” como la llaman los estadounidenses). Aunque en principio esa no es su decisión parece ser algo que no la incomoda, no le molesta, ni la avergüenza. 

Fern no (solo) perdió su casa. Su marido falleció y el pueblo donde vivían dejó de existir. La recesión liquidó una fábrica de la que el pueblo dependía económicamente y todo terminó allí. Entonces esa Van es todo lo que tiene. 

Nomadland es una película de personaje, aunque el conflicto es claro, la resolución no lo es. El objetivo tampoco. Esto no la hace menos interesante, ni mucho menos aburrida. 

Fern forma parte de una comunidad, que iremos conociendo con el pasar de los minutos, gente expulsada por el sistema o algunos que deciden renunciar a él. Cansados de vivir para trabajar intentan moverse, disfrutar y trabajar para vivir. La mayoría de ellos en edad de jubilarse, imposibilitados de conseguir trabajos estables con buena renta que les permita establecerse. Muchos de ellos con energía y fuerza para trabajar. Algunos otros agotados y esperando que la muerte los encuentre en movimiento, en un lugar hermoso, alguno que ya visitaron u otro al que desean llegar. 

Hay un contraste interesante entre la omnipotencia del capitalismo y la vida de los Nómades. Expulsados o renunciados parecen no poder desprenderse del sistema pero tampoco logran conectar totalmente con él. Al parecer su intención es solo utilizarlo y seguir su camino.
Fern rechaza toda propuesta de un techo, desde la invitación a una iglesia para dormir, hasta la estabilidad de una casa con muchas comodidades para vivir pasando por la oferta de amigos y familiares que le ofrecen un lugar. Sufre frío, hambre y muchas incomodidades que quizá para muchos de nosotros parezcan una locura. Pero al final ella siempre parece encontrarse a sí misma allí en ese espacio reducido donde solo tiene que lidiar con ella misma y con sus recuerdos. 

En Minari (Lee Isaac Chung, 2020) Jacob tiene el firme deseo de crear una granja de vegetales Coreanos en Arkansas. Con mucha fe y confianza en su proyecto traslada a toda su familia hacia allí. El camino del progreso requerirá desprenderse de algunas otras comodidades y entonces deberán vivir en una especie de trailer, renunciar a su trabajo regular (algo que hace muy bien pero que no disfruta en absoluto), gastar gran parte de sus ahorros, entre otras cosas. En principio su pareja no estará para nada de acuerdo con el arriesgado proyecto, ni mucho menos con las renuncias que eso implica. Ambos tienen un hijo con un grave problema en el corazón y ahorran cada centavo para acceder a una operación que puede cambiar la situación. 

Una abuela diferente y adorable se suma rápidamente a la familia para agregar un condimento que hace que la película sea un lugar reconfortante.
Minari es un drama familiar discreto y emotivo. Filmado con gran pulso y con mucho sentido de pertenencia. Cada uno puede sentirse identificado con un personaje, quizá con el sueño del progreso que requerirá  de muchos riesgos. O también con los miedos de la madre que solo quiere cuidar el futuro de su familia y se desvela por la salud de su hijo. La incomprensión del niño. O la alegría de la abuela que ya parece no tener nada que perder. 

Una película pequeña que aunque no vaya a quedar en nuestra memoria por siempre, tiene su magia.   

Cerca del final

Pasaron pocos días desde que vi Sound of Metal (Darius Marder, 2020), una de mis favoritas de estas 8 nominadas. Marder nos trae la historia de Ruben un baterista que, de un momento a otro, deja de escuchar. Su única posibilidad para adaptarse a la vida sin sonidos es una casa de retiro donde “aprenderá a ser sordo” dice Joe, dueño y director de ese hogar. Para vivir allí tiene que renunciar a todo contacto con el exterior. 

Hay grandes trabajos desde el tratamiento de personajes, pasando por la gran sensibilidad con la que se maneja el tema, hasta la brillante labor realizada con el sonido: cambiando regularmente la perspectiva de campo para subjetivizar la percepción de los ruidos que escucha Ruben.

Si bien su mayor virtud está en lo sonoro, visualmente todo está correcto. La película vibra durante 120 minutos, hay diferentes intereses, distintas visiones de vida, diversas formas de llevar adelante el problema, todas conviviendo y comprendiéndose con inteligencia y sensibilidad.
El final es una delicia. 

Lo peor para el final

La última (o la que elegí para el final) de las nominadas es The Father (Florian Zeller, 2020), donde el (una vez más) impecable Anthony Hopkins interpreta a un hombre de edad avanzada, en esos días en los que la mente ya juega en contra de uno mismo. Anthony (el personaje tiene el nombre del actor) pierde sentido de la realidad. Nosotros como espectadores habitamos su mente y durante gran parte del film estamos perdidos en esa ficción sin saber cual de todas esas que vemos es la realidad de la película. La propuesta quizá no sea novedosa pero es igualmente rica, inquietante e incluso brillante. Hay un gran trabajo desde el encuadre para reducir los cuartos, para asfixiar en todos los sentidos que es posible, la luz juega también un rol importante y la música acompaña efectivamente sin interferir, sin ningún ánimo de provocar alguna emoción inadecuada.
“El padre” es tan dolorosa como interesante, obliga a pensar sobre esos momentos finales y sus dificultades. Intenta a todas luces (y por momentos lo consigue) ponernos en los zapatos de un hombre en sus últimos días, que desgraciadamente no son los mejores. 

Hay mucho de ella que me recuerda a Amour (Micheal Haneke, 2012), quizá tenga que ver con los últimos días de vida, o probablemente con esos departamentos de clase alta, tal vez también con la soledad o la terquedad de querer quedarse en el propio lugar a esperar la muerte. 

Hay algo de esto también en El Agente Topo (Maite Alberdi, 2020), una de las nominadas pero en la categoría de mejor documental. Donde un adulto mayor es contratado como infiltrado en un hogar de ancianos para investigar si una de las habitantes de la institución sufre maltrato por parte del personal del lugar. Un film brillante, narrado con maestría y sensibilidad. Que  invita igualmente a reflexionar sobre la vejez y cómo nos relacionamos con nuestros ancianos. 

Son 8 las nominadas. Hay películas entre regulares, buenas y muy buenas. Ninguna es una obra maestra. Quiero pensar que se debe a la escasez de estrenos, pero sabemos que los Oscars no siempre premian lo mejor (en ese caso Never Rarely Sometimes Always estaría al menos nominada) sino también lo más conveniente. Y también sabemos que nunca nos conforman a todos. 


En estos links, podés ver algunas pelis:

El juicio de los 7 de Chicago

Mank

Nomadland
Judas and the black Mesias
Promising Young Woman

The Father

Sound of metal