Hay un cine independiente brasilero contemporáneo, político, de género (o no) y de calidad que merece mucha atención. Bacurau y Arabia, dos películas brasileras recientes para disfrutar en casa.


Bacurau (2019, Kleber Mendoça Fillo y Juliano Dornelles) es muchas cosas. La pienso como un Western, pero también es un thriller e incluso tiene muchos momentos que se encuadran más bien el terror y hasta en la ciencia ficción.

Bacurau es un poblado de apenas unas cuantas casas, un lugar donde realmente se conocen todos y cada uno sabe a qué se dedica el vecino. Todos los oficios representados en esa población de (no sé) cien personas. Intereses políticos y económicos impiden la llegada de agua potable hasta allí. Los caminos están bloqueados y militarizados, los habitantes se organizan para que algún camión pueda llegar al pueblo por caminos alternativos para abastecerlos.

Promediando el inicio del film el intendente de la zona llega al pueblo con comida, libros, sus lamebotas y sus precarios aparatos de campaña, allí busca votos para su reelección. Conozco bien a muchos políticos de pueblos y Tony, bien podría ser uno de la vida real, con esos jingles lamentables y la sonrisa mentirosa ploteada en la camioneta y una mirada que contradice sus palabras de consuelo.

No hay un solo vecino en la calle. Nadie recibe al funcionario aunque él sabe que todos están ahí y también sabe que sus dádivas ya no alcanzan para convencer. Los vecinos buscan dignidad. La comida: vencida. Los libros: arrojados desde un camión de carga en la puerta de la escuela directamente al piso. La imagen es categórica, el desprecio por la cultura es absoluto.

Los poderosos vienen por los marginados. Ya no solamente como fuerza de trabajo sino como presas para una especie de cacería de seres humanos que organiza un grupo de americanos desquiciados. Los usan para divertirse. He aquí unos de los puntos donde muchos parecen encontrar una alegoría grosera de parte de Mendoça Fillo y Dornelles que genera algún rechazo a la película

¿Es esto una representación de la idea de imperialismo? Probablemente. Pero ese no es el punto más destacado. La fortaleza de la película está en representar cómo un poblado pequeño (muy pequeño) se organiza para defenderse de las desgracias que les asigna el sistema capitalista y la puja de intereses que los deja más aislados que nunca y sin agua; protegerse del inescrupuloso poder político capaz de poner todo en venta y de aquellos que creen (o saben) que (casi) todo se puede comprar.

Nuevamente, la elección es precisa y contundente: Un poblado pequeño y aislado, donde quien debería poder defenderlos u orquestar la defensa no hace nada por ellos. El monstruo es aquel de siempre, el poder económico, que siempre vendrá del norte. La única solución: la organización. Un cuento donde “el pueblo unido no será vencido” 

Insisto, puede que le representación sea algo obvia aunque los directores intentan relacionar a los invasores con el regimen Nazi. Pero de todos modos queda claro que son un grupo de desequilibrados con mucho dinero y no necesariamente una decisión sistemática tomada por algún grupo político o Estado de importancia mayor.

Su postura política es clara, no intenta ocultarla. Las formas del poder enfrentándose a los débiles

Vestida de una narrativa sumamente entretenida y apoyándose en el género del Western, termina inevitablemente en un enfrentamiento a los tiros entre los pobladores y los invasores. Con momentos tarantinescos como un par de granjeros desnudos con un rifle casero liquidando a sus acosadores. Otros que parecen más terror como asesinatos de niños a quemarropas, cabezas cortadas en el suelo y los vecinos con celulares y tablets tomando morbosas fotos del momento. Drones que parecen platos voladores de una película de ciencia ficción y una tensión muy propia de thrillers hacen de Bacurau una película valiosa, accesible y  sumamente entretenida.

Hay mucho más para analizar que lo que aquí se cuenta, mucho por discutir sobre ella. La película no termina cuando aparecen los créditos, cada uno de sus espectadores tendrá más para decir que lo que ella misma dijo. 

Fuerza de trabajo

Arabia (2017, João Dumans y  Affonso Uchoa) es totalmente diferente desde lo estético y también desde lo narrativo. Pero, quizá, mucho más poderosa y comprometida; y sin dudas más discreta y sobria que Bacurau.

Cristiano un obrero fabril sufre un accidente que lo deja en coma. El joven André es enviado a la casa del trabajador a buscar algo de ropa y su identificación. Allí el adolescente encuentra el diario de Cristiano y empezamos a conocer su historia. Así empieza la película que me conmovió.

La vida de Cristiano es narrada a través de ese diario, con una voz en off tranquila, paciente y, por momentos, más bien resignada. Una road movie que nos muestra la vida de un trabajador que viaja de un lugar a otro buscando ganarse la vida. El diario revela que en su adolescencia Cristiano y un amigo, víctimas de la adicción, deciden robar un auto y son atrapados. Al salir de prisión no tiene nada más que lo puesto y su deseo de mejorar, de crecer trabajando. Y ahí va. Caminando. A enfrentarse a las crueldades del mundo. 

Que suerte tenemos algunos y cuanto más difícil es para otros. Cristiano trabaja de lo que sea, vive casi exclusivamente para eso, o trabaja para poder vivir. Como en ese primer empleo en el que tras pasar tres meses cosechando mandarinas sin ver un solo peso y tras un reclamo al patrón renuncia a ese trabajo con mandarinas como pago por sus labores. Mandarinas.

Muchos le indican que se calle, que no hable, que no se queje. Parece que el obrero siempre debiera obedecer y lamentablemente parece que el mundo lo va doblegando.

Con respeto por su personaje, sin una pizca de misantropía los directores muestran la vida de Cristiano en un tono que por momentos parece documental. Las guitarreadas entre obreros son los momentos más alegres, pero en sus canciones también hay consignas, pancartas. Incluso en los chistes que cuentan entre ellos parece estar presente esa condición de obrero como forma de ver el mundo. Pensar en un desierto como un depósito de arena que espera al cemento para una construcción.

Incluso cuando encuentra el amor y su relación con Ana parece el remedio de todos los males, un evento desafortunado los desapega. Aunque el amor nunca se apaga la tristeza avanza desde adentro y lo obliga a viajar de nuevo. A empezar otra vez en otro trabajo.

Su rostro siempre parece listo para otra batallanunca fui de quedarme sentado. Pero en ese momento solo quería más y más trabajo” dice el protagonista pero me da la sensación que “ese momento” es toda su vida. Trabaja como mula a veces de noche y cuenta que eso es lo peor “es mejor dormir solo dos horas de noche que 8 horas de día”. Pero su frente siempre arriba. Sus brazos siempre dispuestos para el trabajo. 

Me resulta difícil imaginar a alguien que no pueda emocionarse con la vida de Cristiano, con esa sutiliza para narrar el esfuerzo insuficiente de una persona inofensiva. Trabaja para existir. 

No hay spoiler posible. La película es una experiencia que no se puede escribir, ni describir. Pero nada me priva de intentarlo.

El final es tan conmovedor que es inevitable que se caigan algunas lágrimas por Cristiano que ya no puede más. Y por todos esos que Cristiano representa “Nuestra vida es un engaño. Y seremos siempre eso. Todo lo que tenemos es estos brazos fuertes y nuestra voluntad de levantarnos temprano”

Arabia es una prueba mas de que el mundo puede ser muy injusto sobre todo para los que menos tienen.

* Bacurau y Arabia están disponibles en Qubit.tv. La plataforma ofrece 7 días de prueba gratis.