Existe un archipiélago en el mar caribe panameño habitado por los Guna, la comunidad aborigen que peleó y ganó el derecho a conservar su cultura y gobernar sobre su territorio soñado. Quien haya visto la exitosa serie La Casa de Papel podría entender algo más de esta isla.   


Primero las bautizaron San Blas, nombre heredado de la época de conquista española. Con el tiempo y varios conflictos de los Guna por preservar sus costumbres, su nombre cambió a Kuna Yala. Hasta que en el 2010 luego de reclamos al gobierno de Panamá porque la K no existe en su lengua materna, la comarca y su archipiélago recibieron el nombre que su pueblo demandaba: Guna Yala, que en su idioma significa “Tierra Guna”.

Más de 365 islotes se encuentran en el archipiélago de la comarca Guna Yala, con selvas, montañas y el mar que se extiende a lo largo de 320 kilómetros por la costa entre Panamá y Colombia. 365 pequeñas islas desparramadas en el mar caribe, tan poético como suena: una para cada día del año. Aunque nada más 80 están habitadas y solo 40 destinadas a recibir turistas.

De lejos parece una isla perdida en el medio del mar

Eran un secreto hasta que aparecieron en la tercera temporada de la serie La Casa de papel: a los dos minutos del primer capítulo ves a Tokio planeando abandonar ese paraíso y un poco la odiamos por eso ¿quién se cansaría de vivir allí?

LAS ISLAS

Ico dub significa isla aguja en lengua Guna

Llegar a la costa de la comarca demanda un viaje de tres horas desde la capital panameña en una ruta sinuosa de subidas y bajadas, apta únicamente para vehículos 4×4. Un trayecto que puso a prueba mis mareos, solo tolerable por jungla salvaje a través de la ventana.

 

Desde el puerto Cartí bastan 40 minutos en lancha para llegar a cualquiera de las islas que hospedan turistas. La mayoría son pequeñas: hay islotes que son del tamaño de un manzano donde se ofrece acampar o alojarse en cabañas rudimentarias; y otras islas en las que caben 5 palmeras y nada más. Algunas están cerca entre sí y los habitantes se trasladan en cayucos, una especie de bote hecho de troncos cavados.

Aunque te hospedes en una isla podés visitar las otras en bote taxi. Hay una que tiene un barco hundido cerca de la orilla y ofrece un escenario único para practicar snorkel, también hay bancos de arena entre islas que parecen piscinas infinitas en un mar que te deja pispear el entorno marino fluyendo bajo el agua cálida todo el año.

Atardeceres y amaneceres son el espectáculo imperdible del día

El área entera es un oasis tanto por la belleza natural de sus paisajes, por lo aislado que se encuentra del mundo moderno y por la cultura bien conservada de sus habitantes. Allí no existen los resorts lujosos, los únicos que administran los negocios, alojamiento y cualquier tipo de servicio que se brinde en las islas son los Guna. Tampoco vas a encontrar señales de wifi, ni enchufes para cargar tu celular, ni posnet para pasar tu tarjeta. Algunas islas ni siquiera tienen baños o agua dulce.

Cayucos de tronco de un árbol. Los Guna lo usan para transladarse de una isla a otra

Para completar su perfección tampoco existen peligros: las islas están en una zona sin riesgo de huracanes o grandes tormentas. Al ser coral de baja profundidad tampoco es un área de tiburones ni de cruceros con contingentes masivos de turistas. El mayor riesgo dentro de las islas son las palmeras, un coco puede desnucarte o podrías morirte de aburrimiento si sos dependiente del internet y la electrónica. De noche no hay más luz que la de la luna y no se oye otra cosa que el oleaje rompiendo en la arena.

Paisajes de ensueño

LOS GUNAS

En cada isla podés comprar arte Guna como las molas

Además de la belleza natural, la Comarca Guna Yala ostenta autonomía política a cargo de sus habitantes. Fuerte defensores de sus tradiciones, los Guna se independizaron del Gobierno de Panamá en 1925 luego de soportar maltratos y amenazas para dejar de practicar sus costumbres. Tuvieron que levantarse en armas para lograr su soberanía. Su autoridad es tal que incluso cualquier proyecto que se quiera realizar en ese territorio necesita el consentimiento de ellos, incluso al ingresar en los dominios de la comarca tenés que mostrar tu pasaporte y pagar un impuesto. Su sociedad tiene normas internas estrictas basadas en representantes de cada aldea y un sistema matriarcal en el que son las mujeres de la familia quienes heredan.

Las cabañas donde hospedarse son básicas

Las chaquiras son pulseras que las Guna usan en cantidad en brazos y piernas

Los Gunas llevan una vida simple sin lujos. Viven en chozas de cañizo y hojas de palmeras y adentro solo tienen su hamaca y los utensilios básicos para cocinar. Viven del turismo, de la pesca y de sus artesanías. Aplican su conocimiento de la naturaleza en su arte decorativo como las chaquiras que son pulseras que las mujeres visten y venden o las famosas molas, las telas con cosidos complejos y apliques coloridos donde reflejan animales, símbolos geométricos y alegorías de la vida espiritual. También practican la música y el baile que representan en las ceremonias tradicionales que aún mantienen hasta la actualidad.

 

Pero es difícil participar de esos acontecimientos, los Guna son celosos de su intimidad, no permiten ser fotografiados ni tampoco visitar sus aldeas. Fui privilegiada en ser invitada por un nativo y conocer de cerca la experiencia de su pueblo. En esta reticencia quizás se esconde el secreto para mantener vivo su patrimonio cultural. Al final de cuentas, es pequeño precio que se paga por mantener a salvo el edén, su historia y sus costumbres.