“Na Mentira”, la productora riojana que se abre paso en el “cine de garaje»

Nació como un juego de adolescentes, pero en la actualidad la productora de Juan Pedro, Agustín y Pedro ya produjo cortometrajes y ellos son convocados para dictar talleres a chicxs de su edad interesadxs en el cine. Producir con tecnología casera y escaso presupuesto, una tendencia que crece entre jóvenes aficionados.

 

“Na Mentira” es en La Rioja un claro ejemplo del llamado “cine garaje”. Un fenómeno mundial que encontró pista gracias a las nuevas tecnologías que ofrece el mercado, y a la que muchxs adolescentes pueden acceder. tiene la particularidad de producir con bajo presupuesto, tecnología casera y pocas personas, esas producciones que en otros tiempos hubieran requerido una superestructura. La particularidad que tiene ésta tendencia, es la corta edad de sus realizadores.

En el 2011 Juan Pedro De Torres (17 años) y Agustín Ricciardiello (17 años) empezaron grabando videos con sus celulares para reírse de sus propios chistes, “era un mini stand up de los dos, lo hacíamos porque nos parecía muy gracioso verlo después”, recuerda Juan Pedro que entonces tenia 12 años.

En ese momento el celular de Agustín les permitía filmar, cortar, y continuar con la filmación como si se tratase de un montaje: “era genial porque nos evitábamos después editar”, explica. Esa nueva tecnología, con un teléfono que todavía no tenía la calidad de los smartphone actuales, les dio la posibilidad de empezar a recorrer un proceso muy complejo, como es el audiovisual.

“Na Mentira” es de verdad

En sus comienzos estos adolescentes riojanos no conocían el proceso de una producción audiovisual. Tampoco sabían de géneros y formatos, no contaban historias elaboradas, no había desenlaces, y eran ellos los actores de sus propias producciones. “Lo hacíamos intuitivamente”, aclara Juan Pedro.

En el 2014 se incorpora al grupo Pedro Agost (h) (15 años) y allí comenzaron con la producción de cortos. El primero se llamó “Veintitrés”, y aunque nunca llegaron a terminarlo, fue la primera vez que hicieron un guion.

“Mi mamá es cineasta y mi papá actor, así que no había por donde errarle”, dice entre risas Pedro. Él asegura que ver trabajar a su mamá, Hebe Estrabou, le despertó el gusto por el cine.

La cámara del hermano de Agustín, un trípode y un guion eran las herramientas para los primeros cortos. Pensaban muchos proyectos, escribían escaletas (lista de escenas que componen una historia), pero la mayoría no veían la luz.

“Los mundos de Sacha”, fue el primer corto que subieron el canal de YouTube de “Na Mentira”, aunque hoy solo puede verse tráiler. “El corto completo no está porque nos lo bajaron por la música, ese fue el primer golpe que tuvimos de YouTube” comenta entre risas Juan Pedro en referencia a las exigencias que tiene la plataforma de video con el copyright (derecho de autor).

La remuneración que tuvieron dictando talleres les sirvió para construir sus propios equipos con PVC, comprando artefactos para la cámara, y algunas luces. “Agus es habilidoso, y tiene mucha creatividad para hacer la utilería, casi siempre se la rebusca para hacer las cosas sin la ayuda de terceros”, destacan sus compañeros.

Una historia para la consagración

“Los Capuchas” es el cortometraje que le dio a la productora un salto de profesionalización. “En ese video nos re pusimos las pilas y nos comprometimos” dice Juan Pedro orgulloso de la producción que estrenaron en el 2017. “Ya estábamos más maduros y nos interesaba más producir como cine” agrega Pedro.

Les tomó un año producir el cortometraje que dura 34 minutos. “Cuenta la historia de tres chicos que tienen una mala calidad de vida, que la vida fue muy dura con ellos, lo cual también es una realidad social”, explica Juan Pedro. “Ellos usan esa ira y descargan ese odio para defender a gente buena que lo necesita”, completa Pedro sobre el corto que ellos mismos protagonizan como una especie de héroes urbanos.

En “Los Capuchas” introdujeron por primera vez muchos recursos propios de una producción audiovisual que antes no tenían en cuenta, como el  doblaje, escenografías, y utilería. “Usamos por ejemplo un micrófono cardioide para hacer los foley (efectos que buscan recrear sonidos)”, explica Pedro sobre el trabajo en posproducción.

El cortometraje tuvo buena repercusión en el ambiente. “Mucha gente nos felicitó porque era un saltito importante para nosotros, se veía que hubo mucho laburo”, recuerdan. “Y hay poca gente, como a nuestras madres, a las que no le gustó porque dijeron que era muy violento, (risas)”.

Una productora con proyección   

No caben dudas que “Na Mentira” fue creciendo desde sus origenes a la actualidad, con adolescentes que pese a su corta edad mantuvieron el entusiasmo y la continuidad. “Fue clave el acompañamiento de nuestros padres y madres, desde aportar cosas como los autos para trasladarnos, hasta el apoyo mismo y los conocimientos”, coinciden los jóvenes realizadores.

Esa constancia, además del salto en la calidad de las producciones, les sirvió como puente para capacitar a otrxs adolescentes interesados en producir.

En el 2017 fueron convocados por el Ministerio de Educación para dictar un taller de creación de cortometrajes, y este año participaron de la Feria del Libro provincial.

Si bien aseguran que no ven muchos adolescentes interesados en seguir con un trabajo audiovisual metódico, rescatan que después de asistir a esos talleres varixs quedan interesados.

En la actualidad están trabajando en “Los Capuchas 2”, incorporando “cosas nuevas” que antes no habíamos hecho, “como trabajar con otros actores, hacer escenas de acción”.

Dos de ellos, Agustín y Pedro, seguirán estudiando la carrera de cine, con lo cual lo que empezó como un juego de adolescentes de 12 y 14 años, hoy avizora un futuro profesional.

“Antes lo hacíamos porque nos gustaba, y ahora lo hacemos más como práctica o entrenamiento para la universidad, para seguir preparándonos para lo que venga”, dice Pedro.

“Na mentira” es en la actualidad uno de los mejores ejemplos del incipiente “cine garaje”, donde las imágenes filmadas, el montaje, la utilería y escenografías se cocinan en casa. Todo se hace a bajo costo. Y sin importar cuál sea el futuro profesional de estos tres adolescentes riojanos, hoy son pioneros de una tendencia en la forma de producir, y contar desde el cine historias urbanas.


Sábado 28 de julio de 2018